c o n t r a f u e g o s

En estos días muchos compañeros y comapañeras que no son de por aquí me han estado preguntado por el nuevo presidente y por cómo va la cosa por estos lados. No estaba muy seguro de escribir esto, pero creo me va ayudar a ordenar un poco las ideas también.

Este lunes asumió la presidencia de Uruguay el carismático Pepe Mujica, dando inicio el segundo mandato del Frente Amplio, el partido político de coalición de izquierdas. El FA nace de la necesidad de unir la lucha de todas las corrientes de pensamiento de izquierda (comunistas, socialistas, troskos, guerrilleros, moderados, etc.) buscando un triunfo electoral que nunca iba llegar por separado. Luego de décadas de trabajo de hormiga y el desplomamiento del neoliberalismo en la sociedad logran que el FA llegue a gobierno en el 2005 con Tabaré Vazquez a la cabeza. Logran una buena gestión, ciertas medidas redistributivas y sociales son acertadas y la mayoría del país queda conforme, por así decirlo. Uruguay logra atravesar la crisis financiera airosamente y hasta se convierte en un país “ordenado” y “próspero” (me es inevitable las comillas, perdón…).

Muchos hablan de que este es el final de un momento histórico y el comienzo de otro. Aquí me parece necesario separar la figura de Mujica de la realidad del FA. Es increíble y hasta conmovedora la historia de vida de Mujica: llegar a ser presidente iniciándose en el anarquismo, pasando por la lucha armada y comiéndose catorce años de prisión en los setentas para luego adentrarse en el juego democrático de las elecciones. Si nos paramos en este lugar, es realmente un nuevo momento histórico. Por otro lado es real es que el FA desde hace varios años viene dando concesiones y girando cada vez más hacia la derecha. Es entendible: nadie llega a ser gobierno sin negociar con otros sectores. Y este paulatino giro a la derecha les ha dado resultado, por lo que no creo que se corte ahora y empiece un gobierno “radical”. Este Mujica presidente dista muuucho del joven Mujica tupamaro. Los lineamientos del FA seguirán siendo los mismos y seguirá corriéndose hacia la derecha, hay que ver dónde está el límite.

En lo personal, creo que el FA debe muchas cosas todavía, sobre todo si se jacta de ser un gobierno progresista. El veto presidencial a la ley de Salud Sexual y Reproductiva, la ley de Seguridad y el manejo de la Ley de Educación, las tropas uruguayas en Haití y en países africanos, la indiferencia orgánica para anular la Ley de Caducidad y sobre todo la falta de una postura crítica de los dirigentes por el disciplinamiento partidario hacen que cada vez yo crea menos en el FA. Sería muy iluso, además, pensar que las soluciones a nuestros problemas nos van a caer del cielo, de la mano bondadosa del gobierno. Hace bastante ya que no creo en gobernantes, sean del color que sean. Las soluciones a nuestros males tenemos que encontrarlas nosotros mismos, organizándonos. Crecen desde el pie.

Así y todo, el lunes pude contemplar el festejo de la gente. la esperanza. Estaba ahí, escuchando canciones de lucha de Viglietti, de los Olimareños, de Larbanois y Carrero. Y es cuando me gustaría estar equivocado y no creer que este gobierno será igual a todos los demás. Me gustaría equivocarme y que esstos tipos logren tapar los dolores que hay en la sociedad, terminar con la gente que come de la basura y duerme en la calle, con los baches estructurales en la educación, con la falta de laburo; ojalá esté equivocado y toda esta contentura que tiene la gente dure lo suficiente como para transformar esta tierra. Ojalá esté errado y pueda sonreír tranquilo, cantar con todos en la calle. Ojalá.