viernes, 12 de abril de 2013

Ni tan brujas, ni tan diosas...

publicado a las 11:38 by contrafuegos







Las mujeres, las que desde tiempos inmemoriales llevan la culpa grabada en su cuerpo, son el peligro encarnado, la tentación,el deseo. Desde Pandora y su caja en adelante, y desde antes...
L@s invitamos a que nos acompañen mes a mes; conociéndolas, leyéndolas, viéndolas, y sobre todo que podamos multiplicarlas, que haya más mujeres queriendo ser libres y más hombres acompañandolas en esta batalla. Esta lucha que se da en el día a día en la casa de cada una, en el trabajo, en el estudio y que se debe  ganar en todos estos campos, no dar tregua a lo establecido, las mujeres no sueñan con ser princesas ni necesitan a su príncipe azul; las mujeres quieren ser libres y en eso deben ser implacables.







PAULINA LUISI

 
"En este país, que sin embargo es el mío, carezco de la autoridad requerida para hablar de asuntos serios, científicos o sociales, porque la pícara naturaleza no me concedió el privilegio de pertenecer al sexo masculino"

En esta segunda entrega de nuestro espacio “Ni tan brujas, ni tan diosas” vamos a andar por la vida de una uruguaya (nacida en Argentina) que sin duda marcó un antes y un después en el lugar que la mujer ocupa en nuestra sociedad.
Paulina Luisi nació en Entre Ríos, Argentina, en 1875. Hija de padre italiano y madre polaca. Fue la mayor de 8 hermanos.
Las razones por las que esta mujer es parte de nuestra historia son porque fue la primera en recibir el título de doctora en medicina en nuestro medio, porque impulsó el movimiento sufragista femenino, porque puso en discusión el lugar de la mujer en la familia, porque impulsó la educación sexual en las escuelas, en fin, porque fue una feminista “adelantada” para la época en que le tocó vivir.
Al llegar a Uruguay, los padres de Paulina fundan el “Instituto Luisi” en el cual imparten conocimientos pedagógicos y sociológicos, con una ideología orientada hacia la libertad, con ideas progresistas contrarias a las que imperaban en ese momento. Esto da una pauta del ámbito en el que se formó Paulina y sus hermanas y hermanos.
Tanto Paulina como sus hermanas, estudiaron y se recibieron de maestras, se destacaron allí por su espíritu independiente.
 Luego de finalizada esta formación, Paulina ingresa a la Facultad de Medicina donde su camino no fue fácil ya que tuvo que soportar el trato nada amable de sus compañeros y muchos docentes que no aceptaban la idea de que una mujer pudiera estar formándose a la par de un hombre. Por si fuera poco, ella resultó ser muy buena estudiante demostrando más capacidad que muchos de sus compañeros. Los prejuicios pesaban demasiado en todo este entorno, lo esperable era que ella se casara y se dedicara a sus hijos o que por lo menos su trabajo continuara en las aulas de las escuelas donde sí estaba bien visto el rol de la mujer como docente.
En 1908 se recibe de Doctora en Medicina. Se ocupó de la mejora de la salud pública, sobre todo en lo que se refiere a las enfermedades venéreas y su vínculo directo con la prostitución. Poco antes de su muerte reunió todos sus artículos sobre esta temática y los publicó bajo el título de “Una voz clamando en el desierto”.
Promovió la enseñanza sexual, básicamente porque vio que era la forma de controlar o revertir el trato desigual entre hombres y mujeres. Pudo visualizar que de esto dependía en gran parte la emancipación de la mujer, que fue otra de sus banderas de lucha. Tuvo una visión de género inusual en su época; defendió el derecho al sufragio femenino y organizó a las mujeres en pro de su liberación.
Escribió mucho y sobre diversos temas, pero todos tuvieron como eje el lugar de la mujer en nuestra sociedad.
Fue una de las fundadoras del “Consejo Nacional de Mujeres”, lo hizo porque tenía la convicción de que era por medio de la unión de las mujeres que se podrían lograr las reformas que habilitaran y dignificaran a la mujer tanto en el ámbito laboral como en el ámbito más íntimo.
“Quiere el feminismo demostrar que la mujer es algo más que materia creada para servir al hombre y obedecerle como el esclavo a su amo; que es algo más que máquina para fabricar hijos y cuidar la casa… que si es su misión la perpetuación de la especie, debe cumplirla más que con sus entrañas y sus pechos: con la inteligencia y el corazón preparados para ser madre y educadora; que debe ser la cooperadora y no la súbdita del hombre; su consejera y su asociada, no su esclava…” (Acción Femenina. Agosto 1917)
Una de las movidas más importantes que impulsó fue la del voto femenino. En Uruguay se excluía a las mujeres del derecho de votar y de ser elegidas, se las consideraba eternas menores de edad. No podían administrar sus bienes, no podían elegir su residencia, no se protegía su vida en caso de adulterio.
En 1910 fue partícipe de la fundación del Partido Socialista del Uruguay.             
Fue un personaje destacado en la escena pública, con convicciones firmes en relación a los derechos femeninos, su respeto, su salud, su lugar, sus derechos… por estas ideas fue seguida por algún@s y criticad@ por otr@s.
Más allá de visiones individuales, no podemos negar que Paulina marcó un camino y abrió alguna que otra puerta que otras mujeres pudieron cruzar.
En 1950, a los 75 años, fallece en Montevideo.
A partir del año 2006, el Hospital de la Mujer, que se encuentra dentro del Hospital Pereira Rosell, lleva el nombre “Dra. Paulina Luisi”, un reconocimiento más que merecido.


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